Roma es tan enorme que nunca dejas de descubrir cosas... incluso algunas que sabías que existían y creías conocer... un día pasas por allí con la bici sin buscar nada y encuentras un barrio entero por descubrir.
Esto me pasó con el barrio judío, lleno de rincones preciosos, casas majestuosas escondidas en callejones, barecitos y restaurantes de todo tipo, fuentes con tortugas (que ya descubrimos el verano pasado gracias a nuestros huéspedes favoritos), baldosas que rememoran a víctimas del holocausto y mucho más.
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