Como ya adelantaba en el post de ayer, la experiencia de viajar sola con muletas ha sido para olvidar... o quizás para no olvidarla y así no repetir el error jamás. La póxima vez prefiero pagar un billete más para que alguien me acompañe y recorrerme con las muletas todas las terminales de Fiumicino sin depender de nadie más que mi acompañante que me lleva la maleta de mano. ¡Que desastre!
No se si es por ser Fiumicino (bueno, si lo se, pero no quiero empezar dando la culpa a Italia y los Italianos usando su caos como excusa para cualquier desastre) o por el servicio para movilidad limitada de este aeropuerto, o por vueling, o por la coordinación entre ambos, o porque yo tengo muy mala suerte... pero esperar una hora en la calle a 2 grados una silla de ruedas que nunca llegaba, casi perdiendo la hora de facturación, para ser luego abandonada en una puerta de embarque, que 10 minutos después cambiaron a otra haciéndome recorrer todas las puertas C del terminal 2-3 con las muletas (menos mal sin equipae de mano), esperar otra hora la otra silla de ruedas, más furgón horrible, más 5 minutos bajo la lluvia, más azafata estupida que me hizo finalmente cambiarme del primer sitio (con toda la primera fila libre) para meterme al 7C, si!! En la ventanilla!! saltando hasta el mismo con las muletas con el avión lleno... NO TIENE NOMBRE!!
Así que no le deseo a nadie esta experiencia, y la cuento como crítica, y como llamada de atención porque si un discapacitado tiene que pasar por este suplicio cada vez que viaje... entiendo porque veo pocos turistas discapacitados en Roma, estarán todos en Fiumicino esperando al de la silla de ruedas!
En medio de esta odisea conseguí solo sacar una foto de mi salida del furgón...
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