Y es que este centro comercial es tan enorme que si no llevas un orden milimétrico, un mapa y una brújula seguro que te saltas un montón de tiendas.
El sábado estuve en Parco Leonardo, un grandísimo centro comercial que se encuentra llegando al aeropuerto de Fiumicino. Es fantástico, por todo menos por la hora de cierre. Aunque me voy acostumbrando (muy lentamente) a las horas de cierre de este país.
Fantástica la cantidad y la variedad de negocios, y el runing sushi que nos hizo hincharnos a comer cogiendo al vuelo todos los platitos que pasaban por la cinta: sushi, sashimi, maki, sopa de misho,...
Eso sí, llegar es toda una aventura, ya que, las siempre mal asfaltadas (o peor empedradas) calles de Roma, han empeorado con el diluvio de los últimos días y los hoyos no son hoyos sino fosas comunes. Tanto en el centro como en la autovía estuve a punto de perder una rueda en más de una ocasión. Pero la aventura mereció la pena. Solo espero que todo lo que dicen que se va a gastar en arreglar las calles se gaste verdaderamente en ello, sino dentro de poco, en la ciudad eterna, se podrá conducir solo tractores y hummers.
No hay comentarios:
Publicar un comentario