En nuestra segunda etapa de viaje cruzamos la frontera y seguimos haciendo kilómetros hasta llegar a Carcassone. La ciudad medieval me encantó y además de piedras, castillo, catedral e histórias cátaras, en su interior encontré muchas tiendas curiosas, restaurantes muy monos, y en general fachadas y letreros golosos que debía inmortalizar. Ahí va la primera parte.
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