jueves, 24 de julio de 2008

Música, arte, tecnología y JB

Es la primera vez que voy a una fiesta patrocinada de esta magnitud y no me ha decepcionado lo más mínimo. El sábado pasado acudí con dos invitaciones conseguidas por concurso en Internet a The Party Project en Valencia. La fiesta que está organizando JB en varias ciudades de España.

No tuvo desperdicio, un 10 de principio a fin. La organización fue estupenda desde la cola. Es cierto que desanima ver que tienes una fila de una hora por delante y se hace tarde y aun no tienes una copa en la mano ni has escuchado una nota de música. Pero la espera fue incluso más divertida que lo que nos esperaba dentro. Un grupo de actores que hacían de guardias de seguridad vestidos a lo Men In Black nos amenizaron la cola. Una hora que pareció 5 minutos y en la que nos reímos a carcajadas.

Pero lo mejor estaba por llegar. Tras pasar el control de acceso, rápido y útil. Con las identificaciones colgadas al cuello y los vales de consumición entramos en el pabellón 8 de Feria de Valencia. Y allí nos esperaban artistas como:

Buma: artista japonés que improvisa sus pinceladas guiado por la música que suena en cada momento. El resultado es una pieza única e irrepetible.

Reac table: es un instrumento de música electrónica que con sólo una mesa es capaz de crear nuevos elementos musicales. Fue divertido probarlo aunque no conseguimos hacer nada parecido a música.

Agente Morillas: esta artista malagueña posee un estilo muy personal a la hora de contar historias. En su trabajo, íntimo y particular, fantasía y realidad forman parte de un mismo universo. Resultó que mi acompañante la conocía del Creamfields y fuimos a saludarla.

Vospertron: performance multimedia entre fantasía y realidad, con imágenes 3D y música. Alucinamos cuando se apagaron todas las luces del recinto y aparecieron estos robots luminosos.

Otro punto a destacar es el apoyo al programa de conductor solidario. A la entrada el que iba a conducir podía decirlo a una azafata y esta le daba una chapa que decía “hoy conduzco yo” y refrescos gratis para el resto de la noche. Y no quedaba ahí, al salir otras dos azafatas se encargaban de comprobar el estado del personal que salía de la fiesta con intención de coger el coche.

Nos volvimos con buen sabor de boca y otra experiencia más. No me lo pensaré dos veces si tengo la oportunidad de ir a otra.

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